CATÓLICOS ALERTA

Defendiendo nuestra fe

23 de mayo
LA APARICION DEL APÓSTOL SANTIAGO
Año Cristiano de España - Joaquín Lorenzo Villanueva


LA APARICION DEL APÓSTOL SANTIAGO - Año Cristiano de España - Joaquín Lorenzo Villanueva

La batalla que se dice haber dado D. Ramiro en Clavijo á los Moros, y la gloriosa victoria que de ellos alcanzó con el Favor y ayuda del Apostol Santtiago, es uno de los puntos controvertidos en nuestra historia, pareciendo á algunos cosa inverosímil que el Rey D. Alonso el Magno, nieto del mismo D. Ramiro, calle este glorioso triunfo, haciendo memoria de otras cosas menos señaladas que sucedieron en aquel reynado. Nosotros omitiendo el exámen de este hecho, de cuya certeza tenemos apoyo en el testimonio del Arzobispo D. Rodrigo y de otros Historiadores; conformándonos con la tradición de la Iglesia de España, que con gran solemnidad da gracias á Dios en este dia por el bien que hizo entonces á nuestro pueblo contaremos el hecho en que se funda la presente festividad, conforme lo escribe el P. Mariana [1].

Tenia en España el imperio de los Moros Abderraman segundo de este nombre, Príncipe de suyo feroz, y que la prosperidad le hacia aun mas bravo; porque al principio de su reynado hizo huir á Abdalla su tio, el qual con esperanza de reynar tomó las armas, y se apoderara de la ciudad de Valencia. Demas desto se apoderó de la ciudad de Barcelona por medio de un Capitán suyo de gran nombre llamado Abdecarin. Con esto quedó tan orgulloso, que resuelto de revolver contra el Rey D. Ramiro, le envió una embajada para requerirle le pagase las cien doncellas, que conforme al asiento hecho con Mauregato se le debían en nombre de parias; que era llanamente amenazalle con la guerra y declararse por enemigo sino le obedecía en lo que le mandaba. Grande era el espanto de la gente, mayor el afrenta que de esta embaxada resultaba; asi los Embaxadores fueron luego despedidos; valióles el derecho de las gentes para que no fuesen castigados como merecía su loco atrevimiento y dmanda tan indigna é intolerable. Tras esto todos los que eran de edad á propósito en todo el reyno, fueron forzados á alistarse y tomar las armas, fuera de algunos pocos que quedaron para la labor de los campos, por miedo que si la dexaban, serian afligidos no menos de la hambre que de la guerra. Los mismos Obispos y varones consagrados á Dios siguieron el campo de los Christianos.

Grande era el rezelo de todos, si bien la querella era tan justa, que tenían alguna esperanza de salir con la victoria. Para ganar reputación, y mostrar que hacían de voluntad lo que les era forzoso, acordaron de romper primero y correr las tierras de los enemigos , en particular se metieron por la Rioja, que á la sazón estaba en poder de Moros. Al contrario Abderraman juntaba grandes gentes de sus Estados, aparejaba armas, caballos y provisiones con todo lo demás que entendía ser necesario para la guerra, y para salir al encuentro á los nuestros. Juntáronse los dos campos de Moros y de Christianos cerca de Alvelda o Albayda, pueblo en aquel tiempo fuerte , y después muy conocido por un Monasterio que edifico alli D. Sancho Rey de Navarra con advocación de San Martin: al presente está casi despoblada. La renta del Monasterio y la librería que tenia muy famosa, trasladaron el tiempo adelante á la Iglesia de Santa María la Redonda de la ciudad de Logroño, de la qual Alvelda dista por espacio de dos leguas.

En aquella comarca se dio la batalla de poder á poder, que fue de las mas sangrientas y,señaladas que se dieron en aquel tiempo. Nuestro exército como juntado de priesa no era igual en fuerzas y destreza á los soldados viejos y exercitados que traían los enemigos. Perdiérase de todo punto la jornada, sino fuera por la diligencia de los Capitanes, que acudian á todas partes y animaban á sus soldados con palabras y con exemplo. Cerró la noche, y con las tinieblas y escuridad se puso fin al combate. No hay cosa tan pequeña en la guerra que á las veces no sea ocasión de grandes bienes ó males , y asi fue que en aquella noche estuvo el remedio de los Christianos. Retiróse el Rey D. Ramiro á un recuesto que alli cerca estaba, con sus gentes destrozadas y grandemente enflaquecidas por el daño presente y mayor mal que esperaban. El mejorarse en el lugar dio muestra que quedaba vencido pero sin embargo se fortificó lo mejor que según el tiempo pudo: hizo curar los heridos los quales y la demás gente, perdida casi toda esperanza de salvarse, con lágrimás y suspiros hacian votos y plegarias para aplacar la ira de Dios.

El Rey oprimido de tristeza y de cuidados por el aprieto en que se hallaba, se quedó adormecido. Entre sueños le apareció el Apostol Santiago con representación de magestad y grandeza mayor que humana. Mándale que tenga buen ánimo, que con la ayuda de Dios no dude de la victoria, la qual el dia siguiente tuviese por cierta. Despertó el Rey con esta visión, y regocijado con nueva tan alegre saltó luego de la cama. Mandó juntar los Prelados y Grandes, y como los tuvo juntos, les hizo un razonamiento de esta substancia: Bien sé, varones excelentes, que todos conocéis tan bien como yo en qué término y apretura están nuestras cosas. En la pelea de ayer llevamos lo peor, y sino quedamos del todo ven¬cidos , mas fue por beneficio de la noche que por nuestro esfuerzo. Muchos de los nuestros quedaron en el campo, los demas están desanimados y amedrentados. El exército enemigo, que era antes fuerte, con nuestro daño queda con mayor osadia. Bien Veis que no hay fuerzas para tornar á la pelea, ni lugar para huir. Estar en estos lugares mas tiempo, aunque lo pretendiésemos, la falta de pan y de otras cosas necesarias no lo permitirían. La dura y peligrosa necesidad de nuestra suerte, el desamparo de la ayuda y fuerzas humanas suplirá el socorro del cielo, y aliviará sin ninguna duda el peso de tantos males, lo que os puedo con seguridad prometer. A fuera el cobarde miedo, no tape las orejas de vuestro entendimiento la desconfianza y falta de fe. Arrojarse en afirmar y creer es casa perjudicial, mayormente quando se trata de las cosas divinas y de la religión, porque si las menospreciamos, hay peligro de caer en impiedad, y si las recibimos ligeramente, en superstición. El Apóstol Santiago me apareció entre sueños, y me certificó de la victoria. Levantad vuestros corazones, y desechad de ellos toda tristeza y desconfianza. Él suceso de pelea os dará a entender la verdad de lo que tratamos. Ea pues, amigos míos, llenos de esperanza arremeted á los enemigos, pelead por la patria y por la común salud. Bien pudiérades con extrema afrenta y mengua servir á los Moros: por pareceros esto intolerable tomasteis las armas. Rechazad con el favor de Dios y del Apóstol Santiago la afrenta de la Religión Christiana, la deshonra de vuestra nación: abatid el orgullo de esta gente pagana. Acordaos de lo que pretendisteis quando tomasteis las armas, de vuestro antiguo valor, y de las empresas que habéis acabado. Dicho esto mandó ordenar las haces y dar señal de pelear.

Los nuestros con gran denuedo acometen á los enemigos, y cierran apellidando á grandes voces el nombre de Santiago; principio de la costumbre que hasta hoy tienen los soldados Españoles, de invocar su ayuda al tiempo que quieren acometer. Los bárbaros alterados por el atrevimiento de los nuestros, cosa muy fuera de su pensamiento, por tenerlos ya por vencidos, y con el espanto que de repente les sobrevino del cielo, no pudieron sufrir aquel ímpetu y carga que les dieron. El Apóstol Santiago, según que lo prometiera al Rey, fue visto en un caballo blanco, y con una bandera blanca,y en medio de ella una cruz roja que capitaneaba nuestra gente. Con su vista crecieron á los nuestros las fuerzas, los bárbaros de todo punto desmayados se pusieron en huida; executaron los Christianos el alcance, degollaron sesenta mil Moros. Apoderáronse después de la victoria de muchos lugares, en particular de Clavijo do se dio esta famosa batalla, de que dan muestra los pedazos de las armas que hasta hoy por allí se hallan. Asimismo Alvelda y Calahorra volvieron á poder de los Christianos.

Sucedió esta memorable jornada el año de Christo de 844. que fue el segundo del reynado de D. Ramiro. El exército vencedor, después de dar gracias á Dios por tan grande merced, por voto que hicieron, obligaron á toda España, sin embargo que la mayor parte de ella estaba en poder de Moros, a pagar desde entonces para siempre jamas de cada yugada de tierra ó de viñas cierta medida de trigo ó de vino cada un año á la Iglesia del Apóstol Santiago, con cuyo favor alcanzaron la victoria: voto que algunos Romanos Pontífices aprobaron adelante, como se ve por sus letras Apostólicas. Asimismo el Rey D. Ramiro expidió sobre el mismo caso su privilegio, su data en Calahorra á veinte y cinco de Mayo, era ochocientos y setenta y dos: yo mas quisiera que dixera ochocientos y ochenta y dos, para que concertara con la razón del tiempo que llevamos muy puntual y ajustada. Puédese sospechar que en el copiar el privilegio se quedó un diez en el tintero, que en el original no parece. Añadieron otrosí en este voto, que para siempre, quando los despojos de los enemigos se repartiesen, Santiago se contase por un soldado á caballo y llevase su parte; pero esto con el tiempo se ha desusado: lo que toca al vino y trigo algunos pueblos, lo pagan. De los despojos de esta guerra hizo el Rey edificar á media legua de Oviedo una Iglesia de obra maravillosa con advocación de nuestra Señora, la qual hasta hoy se ve puesta a las aldas del monte Naurancio, y allí cerca se edificó otra Iglesia con nombre de San Miguel. La Reyna que unos llaman Urraca, otros Paterna, madre de D. Ordoño y de D. García, proveyó las dichas Iglesias y las adornó de todo lo necesario; tenia por costumbre de emplear todo lo que podia ahorrar del gasto de su casa y del arreo de su persona, en ornamentos para las Iglesias, y en particular de la del Apóstol Santiago, El fruto de esta victoria no fue tan grande como se pensaba y fuera razón á causa de otra guerra que al improviso se levantó contra España. Todo esto dice aquel Historiador.

Frutos de esta lectura.

Rogaré al Señor que en un sentido espiritual renueve en España y en toda la Iglesia estas maravillas , libertándonos de la tiranía del pecado.

II° Por mas combatido que me vea de mis pasiones, aunque me estrechen y me pongan en prensa, y me inclinen al mal; nunca desmayaré invocando al Señor, seguro de que no me abandone.

III° Por las victorias que alcanzo contra mis enemigos visibles é invisibles, daré gracias á Dios que en mí pelea y vence.

ORACION.

Dame, Señor, que en toda tribulación y tentación me humille debaxo de tu mano poderosa, asegurado de que salvas y engrandeces á los húmildes de espíritu. Hazme conocer el fruto de la adversidad, y como por eila se sube al mérito, y se prueba y acrisola mas la virtud. Para que purificado en la hornilla de los trabajos, y hallado limpio en el dia de la residencia, merezca ser admitido por tí al galardón de los atribulados.

MISA

INTROITO. Ps. 23-57-75. Envió el Señor socorro del cielo, y nos libertó: afrentados dexó á los que nos tenían debaxo de sus pies, porque quebrantó la pujanza de nuestros enemigos, el escudo, la espada y la guerra: el Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en la batalla. Alleluia. Alleluia.

SALMO LV - Dios es nuestro amparo y fortaleza, ayuda en las tribulaciones muchas que vinieron sobre nosotros, V. Gloria... Repítese; Envió el Señor socorro ...

ORACIÓN.

Oh Dios , que porun efecto de tu misericordia pusiste á los Españoles debaxo de la tutela de tu Apóstol Santiago, y por él los libraste de una gravísima calamidad que les amenazaba: concédenos como te lo rogamos, que con su protección lleguemos á poseer la paz sempiterna. Por nuestro Señor etc.

Lección del libro de los Macabeos. ( II. Cap. xv.)

En aquellos dias: Macabeo siempre esperaba con entera confianza que no dexaria Dios de enviarle socorro; y animaba a los suyos que no temiesen la venida de las naciones; mas que se acordasen de los socorros que en otras ocasiones habían recibido del cielo, y ahora también esperasen que el todo poderoso les daría la victoria. Y habiéndoles hablado de la ley y de los Profetas, y traidoles á la memoria las batallas que antes habían tenido; les inspiró nuevo corage. Y asi quando ya tuvo los ánimos de ellos esforzados, les iba mostrando la mala fe de las naciones, y como habían quebrantado los juramentos. De esta suerte armó á cada uno de ellos no con broqueles y lanzas, sino con palabras y exhortaciones muy buenas, contándoles una visión digna de crédito que en sueños habia tenido, con lo qual dexó á todos llenos de gozo. Animados pues con estas excelentes palabras de Judas, capaces de dispertar y dar esfuerzo y corage á los mancebos, determinaron acometer y dar batalla animosamente, hasta que el esfuerzo decidiese por quien quedaba la victoria; porque la santa ciudad y el templo estaban en peligro. Porque por las mugeres y hijos y hermanos y parientes era la menor congoja ; mas el miedo mayor y mas principal era por la santidad del templo. Los que quedaban en la ciudad estaban también con gravísimo cuidado por causa de los que habían de pelear. Ya quando estaban todos esperando el suceso de la batalla y los enemigos al frente, y el exército puesto en orden, y los elefantes y la caballería formada en el lugar que les pareció mas á propósito; Macabeo considerando aquella muchedumbre de gentes que venían á dar sobre ellos, y los preparativos de tantas armas diferentes, y la ferocidad do las bestias; extendiendo las manos ácia el cielo , invocó al Señor que obra maravillas, el cual no mirando al poder de las armas, sino conforme á su voluntad da á los dignos la victoria. Y invocó su auxilia hablando de esta manera: Tú Señor, que en tiempo de Ezequias Rey de Judá enviaste tu Angel, y mataste del campo de Senacherib ciento y ochenta y cinco mil hombres, envía también ahora, oh Señor de los cielos, tu Angel bueno delante de nosotros con el espanto y terror del gran poderío de tu brazo; para que teman los que con blasfemia vienen contra tu santo pueblo. Entonces Judas y los que con él estaban, habiendo invocado á Dios, orando acometieron á los enemigos: con las manos peleando, y con los corazones orando al Señor, mataron á treinta y cinco mil de ellos, sintiéndose bañados de gran deleyte en la presencia de Dios.

Alleluia. Alleluia. (Isai, XIII) Clamarán al Señor á vista del que los atribula; y les enviará protector que los liberte. Alleluia. V Visitónos el Señor por medio de su santo Apóstol: ciñólo de fortaleza para la batalla, y sobrepujó á nuestros enemigos. Alleluia.

Si se celebra fuera del tiem­po Pascual se dice este

GRADUAL. Exod, XV.
Tu diestra , Señor , ha sido engrandecida por su fortaleza: tu diestra ha arruinado á los enemigos, V. (Ps, XLIII) Librástenos, Señor, de los que los que nos afligían, y á los que nos aborrecían confundiste. Alleluia. Alleluia, V. Visitónos el Señor por medio de su santo Apostol: ciñólo de fortaleza para la batalla , y sobrepujó á nuestros enemigos. Alleluia.

El Evangelio como el día VI, de este mes.

OFERTORIO. Ps, XLV

Venid y ved las obrasrdel Señor, los prodigios que ha obrado en la tierra, desterrando las guerras hasta las extremidades de la tierra. Alleluia.

ORACION SECRETA.

Recibe, Señor, los dones que ofrecemos en la solemnidad de tu Apóstol Santiago; y concédenos benignamente que con su perpetuo patrocinio seamos libres de Jas asechanzas de todos los enemigos, y lleguemos á la vida eterna. Por nuestro etc..

COMUNION. lsaí,XLII.

Como esforzado adalid saldrá: como guerrero se enardecerá, y gritará, y moverá algazara; sobre sus enemigos se hará fuerte. Alleluia.

POSTCOMUNION.

O Señor Dios nuestro, que por medio de tu Apóstol Santiago te dignaste maravillosamente hacer gala de las proezas de tu poder contra los enemigos de los que creen en tí; concédenos benignamente que con su perpétuo auxilio, hollando la maldad de todos nuestros adversarios, podamos cantar la victoria. Por nuestro Señor Jesu Christo tu Hijo que contigo etc.

DECLARACION DE LA EPISTOLA.

La Iglesia deseosa de inspirar á sus hijos la fe y confianza que deben tener en Dios aun en medio de los mayores aprietos y angustias; en este dia en que damos gracias al Señor por la victoria que dio ocasión al establccimiemo de esta, festividad; nos propone aquel señalado triunfo que et pueblo del Señor alcanzó de sus enemigos en tiempo de Judas Macabeo.

Hallábase este piadoso caudillo en los contornos de Samaria apretado de Nicanor el enviado de Demetrio, que sin respeto á Dios tenia determinado acometerle el dia de Sábado. Judas no mirando á lá poca gente que tenia, sino al Señor que con pocos humildes desbarata á muchos soberbios; nunca desfalleció, antes bien tenia por cosa cierta que Dios lo ayudaría. Asegurólo en esta confianza una visión que tuvo en sueños. Parecióle que Onias el que había sido sumo Sacerdote, varón santísimo, exercitado desde niño en toda virtud, con las manos en alto oraba, por todo el pueblo de los Judios. Junto á él vio otro varón respetable por su ancianidad, cercado de gloria y de magnificencia, del cual dixo Onias que era Jeremias Profeta de Dios, que oraba muy fervorosamente por el pueblo y por la santa ciudad. Entonces Jeremias alargando la mano derecha dio á Judas una espada de oro, diciéndole: Toma esta santa espada que es don de Dios, con la qual desbaratarás á los enemigos de mi pueblo Israel [2].

Esta visión contó Judas á su exército, y al mismo tiempo con palabras tomadas de la divina Escritura puso en sus ánimos esfuerzo y corage celestial que los hizo como leones para dar la batalla. Y así fue que acometiendo á sus enemigos en el nombre del Señor, alentados con la confianza de su brazo, los pocos vencieron á los muchos, y quedó exaltado en aquella victoria el nombre santo de Dios.

Conoció Judas por el sueño que tuvo, no solo que triunfaría de sus enemigos, sino que esta victoria la debería á un esfuerzo superior al suyo, denotado en la espada de oro que de parte de Dios le daba su Profeta. No miró la mano por donde le venia este bien, sino la del dador á cuya liberalidad lo debía: recibió la espada, no como instrumento de su propia utilidad, sino como medio de la libertad de su pueblo: tomóla para pelear, no por la fama póstuma de su persona, sino por la gloria de Dios. Con estas lecciones preparó el Señor á este General para la victoria que le prometia.

Para alcanzarla armo él á cada uno de sus soldados; no con broqueles y langas , sino con palabras y exhortaciones muy buenas. No puedo leer esto sin bendecir á nuestro Señor que tan claro ha dexado dicho en qué armería se han de armar las tropas de su pueblo antes que tomen las espadas y los fusiles para la pelea. Muy guarnecidos y pertrechados deben estar de las armas christianas los que destina nuestro Señor para que defiendan la christiana república, y en ella conserven la tranquilidad y el buen orden. Gran lástima es que una preocupación, y tal vez una triste experiencia haya hecho creer al vulgo que están reñidas la milicia y la exactitud en la guarda de la ley del Señor.   

El buen efecto de estas armas se vió en que animados los soldados con estas excelentes palabras de Judas, determinaron acometer y dar batalla animosamente. La religión hace subir de punto el amor al Rey y á la patria, infunde zelo del bien común, pone corage celestial en los defensores de la causa pública: y al paso que trueca ios cobardes en valientes, mejora la raiz del esfuerzo y los afectos de que va acompañado, haciendo que hagan por amor de Dios y del Rey lo que sin esto hubieran hecho por vanidad y amor propio ó por algún otro fin siniestro y torcido.

Ya cuando estaban todos esperando el suceso de la batalla , Macabeo considerando aquella muchedumbre de gentes que venían a dar sobre ellos, extendiendo las manos dcia el cielo invocó al Señor. Sabido tenía Judas que por su campo habia de quedar la victoria, estaba de ello cierto por la promesa que en aquel sueño misterioso le hizo el Profeta de parte del Señor; ¿por qué invoca ahora su auxilio? Hízolo para no degenerar en vana confianza que lo hiciese indigno del cumplimiento de la promesa y para persuadirse á sí mismo aun mas de lo que lo estaba, que de aquella victoria en cumpliéndose habia de dar gracias al Señor, de cuya mano la recibia: para dar un testimonio público á la omnipotencia de Dios, y mostrar á sus tropas que ni el poder de ellos ni la industria y pericia de su General eran bastantes para desbaratar á tantos y tan bravos enemigos. La seguridad que tenemos de las promesas de Dios, no nos dispensa de pedirle con lágrimas el cumplimiento de ellas; en lo qual se exercita la humildad y la confanza de que se agrada Dios mucho. También se ve aquí la dependencia que tenemos de Dios, no solo en los bienes del orden sobrenatural, sino en todos los acontecimientos de nuestra vida. Obran muchos como si creyeran que Dios solo es refugio para los tentados y para los que desean salir de su mala vida , ó mejorarla si la tienen ya buena; y para esto lo buscan y claman á él: mas si se les ofrece algún otro apuro ó trabajo en los bienes temporales ó en la honra ó en alguna otra cosa de estas de acá, buscan refugios de la tierra, y no se acuerdan de Dios. Los quales suelen verse burlados á lo mejor; porque buscando guarida hallan riesgo, y buscando fortaleza hallan flaqueza, y buscando quien los sostenga hallan una caña quebrada que consigo y con ellos da en el suelo. Los refugios del mundo no lo son sin Dios son refugios débiles; Dios solo es refugio con poder, de él lo reciben los que se llaman poderosos, sin él todo es flaqueza. No puede el hombre dar seguridad á otro hombre, ni restituirle la honra, ni desvanecer su calumnia, ni volverle los bienes, ni hacerle beneficio ninguno, sino le da Dios para ello su poder. El es ayudador en todas nuestras tribulaciones, y asi lo asegura quien no puede mentir. No dice en una ó en otra, sino en las que por mil partes nos envisten. Muchas son nuestras tribulaciones, dice S. Agustin; pues en todas ellas hemos de acudir á Dios: ahora sean en la hacienda, ó en la salud del cuerpo, ó por riesgo en que se vean los que amamos, ó por pérdida ó menoscabo en alguna cosa de las necesarias para la vida; no debe tener el Christiano mas refugio que su Salvador, su Dios, el cual hace fuertes á los que acuden á El. Porque no será él fuerte en sí mismo, ni será el hombre su propia fortaleza; aquel solo le será fortaleza que ha querido hacerse su refugio.

Judas y los que con él estaban, habiendo invocado á Dios orando acometieron á los enemigos. Oraba el General, y oraban los soldados; habíales él enseñado el arte de la guerra, y el camino de la victoria: mostrábales peleando que no es justo que el hombre, tiente á Dios, y orando que no debe fiar de su propia industria el éxito de las cosas que emprende.

Tomaron los soldados este buen exemplo de su caudillo, y salieron aprovechados en su escuela. Mas unidos estaban los corazones de aquel exército para clamar á Dios, que las manos para pelear: y asi alcanzaron la victoria que no se debe á la destreza de los que pelean, sino á humildad de los que de sí desconfían; ni la da Dios mirando al poder de las armas, sino conforme á su voluntad á los que de ella se han hecho dignos. Afrenta es de los soldados christianos que para sus batallas hagan mayores preparativos de municiones de guerra, que de contrición y de lágrimas para llorar sus pecados, y ganar á Dios de quien han de recibir la victoria. Muchas veces se desatina un General de una armada ó exército quando ve perdida una acción que por todas partes le prometia victoria; y bien presto hallaría la causa de aquel desastre, si pusiera los ojos en lo que aqui dice Dios. Dilata el Señor muchos años el castigo de un pueblo y de una nación entera que lo está provocando á ira: y lo guarda para una batalla en que con la pérdida de muchas naves y fortal ezas y con mortandad de las tropas toma venganza de las culpas de aquella nación. Estraño es que los soldados judíos, gente terrena y carnal, enseñen hoy á la gente espiricual de la Iglesia Católica que no del poder de las armas, sino de la voluntad de Dios pende el buen éxito de sus empresas. Pero mucho mas estraño es que después de Christo tomemos nosotros lo carnal de los malos Israelitas, y no lo espiritual de los buenos; que amemos la corteza que royeron los Judíos, y no el meollo que Christo nos mereció: que vivamos en medio de la Iglesia, con el espíritu de la Sinagoga; qye volvamos de la verdad á la figura, del dia á la noche. Mas enorme es el pelaggianismo de los malos christianos, que el de los malos judíos yquiero decir, que mas escusables eran Ios que en el tiempo de la ley confiaron en sí mismos y en el poder de su brazo, que los que por el espíritu del Evangelio que es la humildad, debiéramos haber aprendido nuestra suma flaqueza y ruindad, y cuán desaprovechados son los pasos de los hombres que Christo no bendice y prospera, y ¿Quién no admira también en este suceso los frutos de la oración? El mundo no sabe hacer frente al poder sino con otro poder, á una calumnia sino con otra calumnia; á esto se reduce la gran sabiduría del mundo. Dios por el contrario nos manda oponer al esfuerzo del mundo, á la calumnia, á la maledicencia y á todas las armas del mundo, la paciencia, la mansedumbre y las demas armas de la oración. El triunfar del poder con la oración no pudo ser invención sino del que con clamor muy vehemente , y con lágrimas venció el enojo del Eterno Padre muy justamente irritado con nuestras culpas.

Con las manos peleando y con los corazones orando al Señor. Corazón y manos, oración y obras. No es verdadera y fina la oración que hace al hombre perezoso para obrar bien. El que ora debe tener lavadas las manos y levantadas en el nombre de Dios lavadas no como Pilato que las lavó con agua, y las manchó con injusticia; sino como Christo las tenia en la cruz bañadas de la sangre que lavó al hombre: levantadas no como Cain que las levantó para matar á su hermano , sino como Christo que dexó extender las suyas para morir por sus enemigos. El que ora y no obra, dice San Gregorio, levanta el corazón y no las manos; el que obra y no ora, levanta las manos y el corazón no: mas el que la oración fortalece con las obras, levanta las manos al compás del corazón. La limpieza de las obras dá grande esfuerzo al que ora: no se atreve á levantar el grito en la oración el que se ve reprendido por su mala conciencia: imposible es que se compongan en un corazón confianza viva en Dios y resistencia á su santa ley: nadie puede creerse con derecho á los beneficios de aquel á quien ofende, y del qual quiere ser enemigo. Saludable remedio es, dice el mismo Santo, que el que en la oración se conoce reo de algún delito, llore primero lo que ha errado: para que lavado de la mancha de su culpa con lágrimas, muestre limpia la cara de su corazón al Señor á quien endereza su petición.

ORACION.

No me conozco yo á mí, ni te conozco á ti, Jesús mio, si presumo alcanzar algún bien sin tu ayuda. Loca es y desatinada la soberbia que se apodera de mí, y me hace esperar limpieza de la corrupción, y bondad de la maldad. ¿Quién es bueno y limpio sin tí? ¿Quién se levanta de la tierra y vuela al cielo, si tú no le das alas , y lo alientas con tu divino espíritu. Sálvame, Señor , ya conozco lo que soy después que tú me has abierto los ojos. Recobra al perdido, redime al esclavo, levanta al caid, lava al sucio. Muchos son los enemigos de mi salud, yo solo y desamparado, sino te tengo á tí. Arráncame de mi pecado, no dexes que me atolle mas en este lodo, y que de él vaya á parar al pozo del infierno. Líbrame del león que ronda por mis puertas: en su garganta caeré, si tú no haces gala de tu poder, y me libras. Ven, Señor, desquixáralo, y desármalo de las uñas que tiene tan afiladas para degollar tus corderos. Truene tu poder, amdréntelo la algazara y clamor de los pechos humildes, vibra sobre él la espada de tu palabra, enarbola el estandarte de tu cruz, atiérrenlo aquellas heridas con que á mí me sanaste.

Ver:

SANTORAL DEL MES DE MAYO

________________________________________________________

1-Mariana tih. VIL cap, XÜL v.

2 - II Machab. XV. 12. seq.

3 CO Psalm. XLV. *. (a) S. Aug. Enarrat. in r»alm.X¿K n.23. TOMO V. Dd